lunes, 23 de septiembre de 2013

Ideas

La vida es como un tubo de lacasitos: parece que hay variedad, pero todo sabe siempre a lo mismo.

Con esa frase que suena a coña total, pese a ser bastante acertada, pretendo iniciar un relato corto. Escrito, sí. Paralelamente a la novela que llevo bastante escribiendo y que noto que no avanza, de vez en cuando me dedico a ampliar un batiburrillo de relatos cortos de terror que almaceno en un documento word. Es curioso, ya que el género que mejor se me da y con el que más a gusto trabajo es con la comedia, pero el que más me satisface es el terror. Escribiendo cualquier historia con tintes humorísticos voy a ir considerablemente más deprisa y me lo voy a pasar mucho mejor que escribiendo algo serio, cosa que noto, por ejemplo, en el blog. Soyidiota.blogspot.com fue creado porque no me supone demasiado esfuerzo y me divierte. Es como practicar el onanismo (dios, olvidad eso). Y ya tengo unos cuantos libros empezados desde hace años con narración humorística, y algún día me gustaría acabarlos, ya que eran ideas bastante agradables. Uno de mis autores favoritos es Terry Pratchett, que aúna fantasía, crítica a la fantasía, crítica social y comedia como ningún otro, y esos escritos paupérrimos e inconclusos pretendían imitar, con muchas carencias, su estilo. Pero aquí entran mis otros autores predilectos, Stephen King, Lovecraft y Poe (estilos muy diferentes, pero rollos similares), y los tres son los que han condicionado mi afición a la temática turbia. Y mi predilección es tal que, tras noventa páginas de novela, ahí sigo al pie del cañón. En los escritos grasiosos no llegaba ni a las veinte. El terror me engancha tanto que no puedo dejarlo de lado, y menos sabiendo como acabará todo, puesto que la historia es mía. Eso es lo peor, al saber que es una historia potencialmente buena, me entran unaz ganaz horriblez de escribirla entera. Y eso es lo complicado. Y fíjate que siendo mi primera novela he querido apuntar alto: me he buscado una narración compleja que te cagas, putamente larga, una trama con varias subhistorias llena de putos saltos que he de unir de alguna puta manera, y todo ocurriendo en la misma noche y en el mismo sitio, pese a haber seis mismos sitios (difícil de explicar sin contaros una sinopsis que no quiero contaros, aún), por lo que he de ingeniármelas línea a línea para que no resulte todo puto monótono, cosa que cuesta un cojón. Es por eso por lo que, de cuando en cuando, en vez de abandonar, dejarlo de lado, o pasar a lo que me resulta fácil y divertido, escribo relatos de dos a cinco páginas del mismo género, de terror, para practicar y posteriormente volver a tener una visión global del proyecto mayor, y no la visión individual y obsoleta que se genera al estar mucho tiempo tratando lo mismo. Y para uno de esos relatos me se ha ocurrido una idea bastante jocosa. Y la pretendo empezar con esa frase, la de los lacasitos. La historia va a tener como protagonista a una funcionaria del estado casi cincuentona, doblemente divorciada, que trabaja en la típica ventanilla de edificio público, sellando documentos y diciéndote que sin el impreso 402 y tres fotocopias más del DNI no puedes acceder al impreso 130. Una noche, tumbada en su sofá, pensando en lo horriblemente monótona y rutinaria que es su vida, oye discutir al joven matrimonio vecino que tiene pared con pared. La discusión se pone turbia. Parece que ella ha hecho algo que a él no le ha gustado. No le ha gustado nada. Empieza a escuchar gritos y, rápidamente, todo se traspasa al rellano del edificio, ya que la mujer ha conseguido salir por la puerta de la casa. La protagonista funcionaria corre a mirar por la mirilla de la puerta (sí, sé que debería llamar primero a la policía, pero todo ocurre muy deprisa) y ve una cosa muy jodida: su vecino atrapa a su asustadísima vecina en mitad del pasillo y le ataviesa el cuello dos veces con un cuchillo jamonero. De pronto, aún sosteniendo el sangrante cadáver de la esposa, se da la vuelta hacia la mirilla, y ahí, cubierto de sangre, se queda mirando. Pero no es el rostro de un hombre lo que ve. No es un hombre lo que ve... Y NO CUENTO MÁS, QUE OS DESTRIPO EL RESTO DE LA HISTORIA. Ya la pondré por aquí un día que me apetesca :D. Eso sí, primero he de empezarla y terminarla. Y creo que me voy a poner ahora mismo. Ahora mismo-mismo. JUST RIGHT NOW.
PITO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario